SANGUIJUELAS

SANGUIJUELAS

        De Irene de Lisi

 

Cómo ayudar, cómo saber tratar a personas que han tenido una pérdida. Pero no una pérdida cualquiera, sino la más importante: un Hijo/a.

Es cierto que en esta vida que hay enseñanza para todo y toda clase de asignaturas, al menos en nuestra cultura, no hay una muy importante: cómo actuar ante una pérdida.

Y la vida está llena de frases hechas: le acompaño en el sentimiento; le doy el pésame; hay que seguir; la vida sigue; tiene que animarse, él o ella no querrían verle llorar; el tiempo lo cura todo…

Frases que, por mucha voluntad que pongan en ellas los que las dicen, no ayudan nada.

Porque el dolor por la pérdida de un hijo no tiene consuelo. Cada uno tiene que encontrar su camino de supervivencia.

El tiempo no cura nada, solo ayuda a “aprender a vivir” con ello, a dulcificar el dolor, porque nadie podría sobrevivir mucho tiempo con el mismo grado de dolor. Moriría.

 

De esto se trata Sanguijuelas, de una Persona que es absorbida por otra y obtiene su cuerpo, mente y alma, como ventosas que se adhieren a su ser. Y aspira hasta la útima gota de su sangre.  

Un gravísimo drama familiar, un matrimonio sufre una terrible tragedia, una pérdida irreparable.

Desmadrar: separar una cría de su madre.

Un hijo es la vida. Cuando pierdes a un hijo, pierdes la vida, pierdes tu vida.

Con su muerte Alicia (Malena Levy) siente que todo su mundo se ha resquebrajado, sus sueños se han roto, y se pregunta cómo es posible que pueda permitirse tanto dolor, cómo es posible que pueda morir un niño. Este interrogante la lleva al desmadre absoluto, produciendo un caos, confusión. Pérdida del tiempo y espacio. Aferrándose a su casa, sin salir, y guardando con mucho recelo las pertenencias de su amado niño.

Ante esto no hay consuelo. Nada de lo que dice su marido, nada de lo que oye de Rodolfo (Santiago Desch) la ayuda. Sólo quiere estar junto a él, sentirle junto a ella. Su ausencia se convierte en la única presencia que desea.

 

Suele decirse que no hay pérdida más grande que la de un hijo. Es lo que todo padre teme y –si sucede- puede ser lo suficientemente intenso como para perder la razón. Sin embargo, lo que también ocurre, cómo que el dolor del padre, en este caso Rodolfo tiene como el deber de soportar mucho más, que llorar no es cosa de hombre, y que debe ser el sostén de lo que se avecina. Sin poder expresar su sufrimiento al igual que su esposa.

Lo que más quiere este padre que ha perdido a su hijo, es tenerlo de vuelta. Aunque se tape la boca por no gritarlo. Por desgracia, nadie puede conceder ese deseo.

Saber qué es adecuado decir o hacer es importante para ayudar. Mientras mucho dependerá de la sensibilidad, del amor y compasión de esta pareja para soportar juntos este duelo.

 

Existe un desafío de defender las emociones como un aspecto fundamental de la subjetividad.

En definitiva, debemos comprender que las emociones nunca morirán, porque conforman la esencia humana. Más allá de las limitaciones propias de cada personalidad, lo que sí podemos hacer es recuperar la intensidad, el compromiso afectivo con uno mismo y con los otros, el amor propio y también la tristeza, cada vez que se presente y sea necesario vivirla.  

No hay palabras para consolar el dolor. Los abrazos y los besos sentidos son las únicas palabras posibles. Hablar de su pérdida. No intentar cambiar de tema ayuda para Abrazar el sufrimiento. Es lo que hacen los padres que han experimentado el indescriptible dolor de perder un hijo.

 

Una pieza teatral breve con un tema muy difícil de superar e interpretar. Los actores aquí se ponen a prueba sus actuaciones y sus posibilidades expresivas, edifican una fábula existencial y metafísica atravesada por la muerte y la resonancia trágica.

La escenografía representa su pequeño mundo, todo en un mismo lugar, habitaciones, y un baño el cual está bien equipado por sus accesorios, y en donde sucede el desenlace de la historia.

Las luces y una proyección multimedia que ayuda totalmente a la puesta en escena, dándole valor a esas fotos que todos guardamos, y que se conservan en el cofre de los recuerdos.

 

Recomendable, por su temática la muerte como tema metafísico por excelencia, y su originalidad de trabajar con el concepto cinematográfico found foutage.

Calificación: BUENA

 

Redactora: Silvina Brandana

 

Ficha técnico artístico

Texto: Irene De Lisi

Actúan: Santiago Desch, Malena Levy

Vestuario: Florencia Dacal

Multimedia: Juan Antonio Herbojo

Utilero: Florencia Dacal

Asistente de producción: Irene De Lisi

Asistencia de dirección: Mariana Komiseroff

Dirección: Karina Wainschenker

Web: http://www.somosblablabla.com.ar/2013/09/estreno-domingo-6-de-octubre-de-2013.html

 

EL CRISOL

Arismendi 2658

Capital Federal - Buenos Aires - Argentina

Reservas: 4523 7605

Web: http://www.crisol.org.ar

 

Entrada: $ 60,00 / $ 40,00 - Domingo - 18:00 hs

 

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