LA MAESTRA SERIAL

“El educador mediocre habla. El buen educador explica. El educador superior demuestra. El gran educador inspira”

                                                                  William Arthur Ward

 

   Y,”La maestra serial”

                                De  Gonzalo Demaria 


 …mata…con su palabra directa y fría…

 

Según cuenta la historia, entre 1869 y 1880 Domingo Faustino Sarmiento, trae desde Estados Unidos 65 maestras que se convertirán en los modelos de docencia de nuestro país. Él, afirma que la instrucción de un pueblo se mide por la educación que puede impartir  la mujer. Esas maestras norteamericanas vienen solas, tienen una vestimenta diferente y ponen en cuestionamiento la moral de la época. Así, supuestamente, Sarmiento apunta a la alfabetización a través de extranjeros, para lograr un proyecto de país ilustrado, diferenciando a la barbarie, los indios, como los incultos necesitados de civilización. Ahora bien, en la obra “La maestra serial” cuyo director es Martín Blanco,  se habla de esto y aún más, se dice que esta maestra es la descendiente directa de una de esas extrañas que trajo el prócer para educar. Por supuesto, esta dama, también es “diferente”; tiene una verborragia especial, con un modo enérgico de explicar, con un carácter estricto y un temperamento inexorable, aparentemente. Inexplicablemente aniquila con su palabra, con su mirada, con su presencia.

 

Hay varias características a tener en cuenta en ésta puesta en escena. Desde el punto visual, nos encontramos con una mujer delgada, con ojos claros, peinado exageradamente alto, ataviada con un sobrio piloto beige que le da un aire serio de respeto, al que acompañan unos zapatos de tacos que van a ser muy importantes al momento de contar la leyenda. Debajo de éste atuendo, un delantal blanco simbolizando la pureza, adornado con una gran escarapela como para entender su amor por la patria. Desde lo auditivo, la escuchamos  convencida de sus dichos y de su accionar, quiere imponerse con su mensaje, con sus sapiencias, como si nadie pudiera estar a su altura. Desde la personalidad, notamos a un ser anómalo, histérico, maníaco, viviendo el convulsivo pasado en el turbulento presente, no pudiendo disociar su profesión con sus ansias de exterminación. Este ser, nos cuenta minuciosamente, su procedimiento en contra la barbarie contemporánea declarada en el departamento de policía.

 

En ésta rara combinación de ama instituida con adulta foránea, descubrimos a la verdadera heroína, a Lucila Gandolfo, actriz, cantante y docente de canto e interpretación, que con gran soltura le da vida a la maestra. Con un gran dominio escénico se desplaza pausadamente pero abiertamente, dominando sus impulsos, resolviéndolo con la seguridad de alguien que tiene incorporado y trabajado a su personaje; mientras transcurre el tiempo, da cuenta de un laborioso entrenamiento físico y vocal, con mucha retentiva de palabras y con una declamación  perfecta. Todo éste despliegue, va  acompañado por una dosis alta de humor, sobre todo, cuando nos muestra la forma en que aplica los métodos de persuasión más inverosímiles, y espeluznantes a la hora de dar una enseñanza.

 

Su dramaturgo, Gonzalo Demaria, novelista, compositor y director, profundizó varios tema candentes, que llevan a miles de debates eternos, porque, quien alguna vez no se pregunto sobre Sarmiento, si,  ¿Era necesaria la forma de civilización que promulgó el gran maestro? ¿Correspondía llamar  bárbaro al hombre aborigen? ¿Fue correcta esa división denominada civilización y barbarie? Y, muchas preguntas más que para algunos significarán un aporte positivo y para otros, negativo. Por lo que realmente invitamos a ver ésta obra teatral  que nos deja pensando y nos hace hablar del tema, para debatir, aprender y, para transformar y transformarnos.

Todo el equipo técnico, merece una gran mención ya que la escenografía, el vestuario, la música y la iluminación le dan un marco importante de ficción, en donde se mezclan la inocencia con la crueldad, como si tuvieran el mismo sentido.

 

Esta pieza, pensada en díptico con “La Ogresa de Barracas”, está recomendada para todo el público interesado en conocer más sobre  los patriotas de antaño y sobre la educación pública desde una mirada diferente. ATRAYENTE Y ENTRETENIDA.

 

Redactora: Estela Gómez

                                                                     14/09/2014

 

 

Ficha técnico- artística:

 

Autoría: Gonzalo Demaria

Actúan: Lucila Gandolfo

Vestuario: Sofía Di Nunzio

Escenografía: Gonzalo Córdova

Iluminación: Gonzalo Córdova

Música: Hernán Vives

Fotografía: Claudio Larrea

Prensa: Octavia Gestión Cultural y Comunicación

Dirección: Martín Blanco 


Web: https://www.facebook.com/lamaestraserial?fref=ts

Duración: 55 minutos 


EL CAMARÍN DE LAS MUSAS

Mario Bravo 960 Capital Federal - Buenos Aires - Argentina

Teléfonos: 4862-0655

Web: http://www.elcamarindelasmusas.com

Entrada: $ 120,00 / $ 70,00 - Domingo - 20:00 hs

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