LAS DOS EN PUNTO

LAS DOS EN PUNTO

De Walther Sánchez Ródriguez

 

Una dramaturgia basada sobre la vida de las hermanas Fandiño Ricart

 

Mucha gente que se sentía ahogada por el régimen y que no se rebelaba por temor a represalias, veían en Las Marías ese grito de libertad.

Henrique Rivadulla Corcón

 

Un poquito de su historia, representado en esta pieza teatral.

 

Las Marías, Las Dos Marías, Las Dos en Punto o Cara de Palo es el nombre con que se conocía en Santiago de Compostela (Galicia) a la pareja formada por las hermanas Maruxa (/marúsha/, María Fandiño Ricart) y Coralia (María Argentina Coralia Fandiño Ricart).  

Coralia, la menor y más alta, era tímida y poco habladora, mientras que Maruxa, más pequeña aunque de más edad, era la que llevaba la voz cantante.

 

Allá por 1925, en Santiago se vivía un clima de animación y esperanza. Las hermanas Fandiño paseaban por las calles vestidas con ropas hechas en su casa, con telas de colores brillantes y alegres. Tenían mucho trabajo en su taller de costura, se las veía felices, y con planes para el futuro. Aparentaban sin compromiso político. Pero su hermano Manolo Fandiño Ricart de ideología anarquista, comenzó a ser perseguido, cuando el sueño revolucionario fue ahogado en sangre en 1936. La represión franquista fue feroz. El odio, la opresión, el asesinato y el miedo golpearon a la familia.

Ahí comienza la pesadilla para las hermanas, los falangistas trataron de utilizarlas para averiguar su paradero. A horas intempestivas de la noche, llegaba la Policía Social a la casa de los Fandiño, registraban y desbarataban la vivienda, las humillaban, las golpeaban, las desnudaban en la vía pública a ambas, y las subían al monte Pedroso de Santiago. «No está demostrado, pero hay gente que afirma que las llegaron a torturar e incluso a violar»

Las dos hermanas cayeron en la pobreza después de que los residentes de la ciudad dejaron de hacer pedidos al taller de costura «por ser una familia anarquista, por miedo a significarse» (que la policía los vinculase con ellas).

 

Las Marías, fueron también calificadas como «locas» y «solteronas». Las dos hermanas se convirtieron en personajes populares de la ciudad debido a que realizaban un paseo diario por la Zona Vella (casco antiguo de Compostela), durante los años cincuenta y sesenta, vestidas y maquilladas de manera excéntrica, mientras flirteaban con los jóvenes universitarios. Este paseo, que tenía lugar a las dos de la tarde en punto (de ahí uno de sus apodos), hora en que la mayoría de estudiantes se dirigían a comer y, por tanto, cuando más actividad había por las calles del centro de Santiago. Era todo un acontecimiento por el contraste que suponía el ambiente gris que reinaba en España durante la dictadura.

 

Las dos hermanas Fandiño fueron las mujeres más conocidas y fotografiadas de Compostela, padecieron violencia institucional y social. Maruxa y Coralia ―que siempre se había querido llamar Rocío―, lograron crear un mecanismo de defensa para sobrevivir: se volvieron locas, y en su locura recuperaron el sueño de la juventud[1].

 

Una obra con mucha carga emotiva, resignificando los momentos difíciles y destacando la tonalidad afectiva que enmarca el recuerdo de estas mujeres. Partiendo de la abundancia de amor entre estas hermanas, nos muestran el alto valor incondicional que se tiene la una con la otra, son confidentes, se protegen, se complementan, una conexión emocional que genera mucha ternura.

 

Así se las ve a estas esplendidas actrices, que representan formidablemente esta fuerte historia. Maruxa es Marcela Fernández Señor, dueña de todas las cualidades de una gran artista, un papel desafiante, que con ahínco sobrelleva sin problema. Deslumbrante su papel, un verídico acento hispano, capitalizando la vivencia traumática pasada, sin aferrarse al dolor, sino explotando al máximo su payasa interior.

Coralia es Liliana Olmos, su rol se manifiesta con la sensibilidad a flor de piel, inocente pero auténtica, delicada como un cristal, pero con actitud frente a la vida que le toco. Potente su actuación, enmarca y destaca los efectos de sus comportamientos, simboliza sus impulsos primarios, creando mundos imaginarios. Cálida actuación, dinámica, con una fluida naturaleza.

  

El desplazamiento escénico que realizan las actrices, los cambios de vestuarios, el paso del tiempo, los estados anímicos, la vulnerabilidad no como debilidad, todo lo contrario, llevada por la fortaleza de saber que afrontar la vida implica un riesgo y una exposición, y aún así decidieron intentarlo, mostrando como resultado la resiliencia, que enmarca el final.  

En cuanto a la participación masculina, en su papel de peregrino, interpretado por el autor de la obra, Walther Sánchez Rodríguez, espectacular, gran trabajo escénico, muy acertada su participación, es quien nos lleva al contexto de la historia, de una forma atrapante.

En relación al texto aporta identidad y despliega una cruda y fuerte historia que testimonia el horror de la guerra civil española.  

Una excelente dirección a cargo de Débora Ruiz, que logra retratar sin fisuras, este objeto de arte.

Vestuario y escenografía dan muestra de una exquisita expresividad, luces, sonido y música, terminan de dar forma a este perfecto espectáculo.

   

Redactora: Silvina Brandana

  

Ficha técnico artístico

 

Dramaturgia: Walther Sánchez Rodríguez

 

Actúan: Marcela Fernández Señor, Liliana Olmo, Walther Sánchez Rodríguez

 

Vestuario y Escenografía:Lucía Trebisacce

 

Diseño de luces: Débora Ruiz, Lucía Trebisacce

 

Video: Pamela Fadiga

 

Música: Xeito Novo

 

Fotografía: Joaquín Amoia

 

Diseño gráfico: Florencia Pignataro

 

Asesoramiento de maquillaje: Mercedes Lagunas

 

Producción: Verónica Torres Bugallo

 

Colaboración artística: Marisa Villar

 

Dirección: Débora Ruiz

 

AUDITORIO KRAFT 

Florida 681 (CABA)

 

Web: http://www.auditoriokraft.com

 

Entrada: $ 150,00 - Viernes - 20:30 hs -

Hasta el 30/09/2016

 

 

 

 

 

 

 

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