16. octubre 2016

NO SÉ SI PUEDO DEJARTE

NO SÉ SI PUEDO DEJARTE

De Gabriel Fernández Chapo

Aferrarnos al pasado, a la ilusión de lo pudo haber sido, pero no fue, es una carga tan pesada que nos impide avanzar y disfrutar de la vida. Aprender a soltar lo que nos lastima es la condición necesaria para dar vuelta la página y volver a empezar.

Pasar en minutos de la felicidad a la desesperación y después al enojo. Saber que cada situación puede desencadenar un huracán de sentimientos que no se puede prevenir.

Estar al límite todo el tiempo, eso es lo que vive esta pareja.

Se trata de dos personas que tienen una historia, una gran historia de amor.

Ambos se caracterizan por la volatilidad de sus sentimientos, tan intensos, como sus personalidades.

Fácil es borrar fotos, estados y conversaciones, lo difícil es borrar recuerdos.

Ella (Magalí Zubiri), él (Darío Bonheur) ambos recuerdan que sus corazones tienen buena memoria. Es así como invade como si fuera ayer, los primeros días juntos, la primera risa, la primera mirada, estos recuerdos traen aparejado los aspectos de cada uno, y al conocimiento mutuo de la pareja, el devenir de una relación.

El poder de las emociones surge con una fuerza muy grande, a tal punto que los muestra como seres sensibles y vulnerables, el placer y displacer que se tienen, el agrado y el desagrado, entrando en el mundo de lo cognitivo, donde intentan dar cuenta, explicarse qué sienten el uno por el otro y pensarse, comprender qué les pasa, para, en función de todo ello, saber cómo actuar y proceder.

¿Existe algo así como emociones positivas y emociones negativas? ¿Cómo les afecta?

El gran reto, es encontrar la estabilidad emocional.

¿Ellos la encontraran? …

Una bella historia que nos ayuda a entender en qué medida las decisiones que vamos tomando pueden inclinar nuestro destino hacia un lado o hacia el otro…

Una pieza teatral que se potencia, en la sensación de que hay algo que se quiere decir a toda costa; algo genuino que tiene que ver con una idea repetida pero no por eso menos auténtica: ningún pasado está saldado hasta que se enfrenta.

La dirección a cargo de Javier Ahumada es magnífica, utiliza un lenguaje muy particular, un sentido del amor muy filoso y una falta total de cuidado de que el público entienda o no lo que está pasando, es puramente vivencial, lo que uno ve y siente ahí in situ, este recurso la saca de los lugares comunes, y en lo personal me gusta mucho que así sea. Hay un clima muy bien urdido y van construyendo para sí los vínculos entre los personajes, el entorno y las diferentes situaciones que se van dando en el tiempo.

En cuanto a los actores, excelentes sus interpretaciones, un exquisito y profesional trabajo, me creí la fuerte historia de amor tóxico de esta pareja; su entrega es total, desde lo corporal sus movimientos tan precisos, sus ademanes, sus gritos, sus gestos y/o miradas tan profundas que hacen que estos personajes estén vivos. Una trama muy sólida que solo unos artistas pueden lograr.

La música en vivo a cargo de un Maestro (Darío Viggiano), es realmente tan acertada su participación, recrea un clima mágico y apasionante con sus melodías. Es una sobredosis de ductilidad junto a los intérpretes.

Iluminación, puesta en escena, vestuario, coreografía, todo llevado a la perfección. Sólo queda decir “No se la pierdan”.

Redactora: Silvina Brandana

Ficha técnico artístico

Dramaturgia: Gabriel Fernandez Chapo

Actúan: Darío Bonheur, Magalí Zubiri

Músicos: Darío Viggiano

Vestuario: Nikolás Meliqueo

Diseño de espacio y de luces: Javier Ahumada

Realización de objetos: Pajarito Al Tono

Edición de sonido: Julián Ahumada

Fotografía: Gaspar Bunge, Beto Martínez

Diseño gráfico: Miguel Lascano