Tita, una vida en tiempo de tango

Tita, una vida en tiempo de tango

(Nacha Guevara-Alberto Negrín)

 

“No te sale nada de un gran dolor amiga…sino del recuerdo de ese dolor” (Enrique Santos Discépolo)

 

Es sumamente difícil, tratar de describir la belleza cuando se la percibe, y más cuando esta condimentada de sensaciones humanas que nos tocan tan de cerca, existen grandes artistas en vida y en la memoria, quienes con su fortaleza y su gran capacidad de defenderse ante las hostilidades del mundo, salen airosos y quedan perenne en el alma de todos.

 

Tita Merello es un caso de este tenor, en esta entrega descomunal, ella, es interpretada por Nacha Guevara, quien además es autora, junto a Alberto Negrín y directora de la obra, nos brinda generosamente esta propuesta que cumple la noble labor de reivindicar o resaltar tal vez, las características humanas y naturalmente artísticas de esta gran mujer, esta historia describe la enormidad de su resiliencia ante las adversidades, la proscripción enunciada con mayúsculas, el amor y el dolor, el éxito, la exposición que trae consigo y el ostracismo, su aislamiento, sus canas y grandes lentes oscuros, de esa manera hemos podido disfrutarla en entrevistas circunstanciales en televisión. La voz de Tita en off nos remonta a su temprana edad, su analfabetismo, el hambre y su manera directa de comunicarse, sin filtros, con la tajante verdad, y lenguaje de fango y precariedad que manifestaba de manera visceral. Un maestro que le enseña a leer nos señala a esos ángeles heroicos, muchas veces anónimos que aparecen en la vida, quienes, con mucho amor, nos ayudan desinteresadamente en los momentos cruciales de nuestra existencia.

 

“Milonga sentimental” congrega a las jóvenes a escuchar al cantor, y Tita baila la milonga, Es realmente mágico ver el desplazamiento artístico de Nacha Guevara, junto a su compañero (Julio Balmaceda), tomando el escenario y demostrando su ductilidad para el baile armonioso de la milonga, un encuentro con Enrique Santos Discépolo (Alejandro Vázquez) y la fantasía de que juntos hayan creado un afamado tango quien más tarde, seria inmortalizado por otro grande, Carlos GardelDentro de este contexto, conoce a Luis Sandrini (Christian Gimenez), quien posteriormente ganaría notoriedad y prestigio en el ámbito teatral y cinematográfico argentino, se enamoran y comienzan una relación.

 

En la historia también se pone de manifiesto, la nefasta actitud del dueño de un bar del bajo porteño, Don Gómez (Marcos Woinski), quien, de manera mezquina y egoísta, no pagaba a los artistas y se quedaba con todo el dinero, esta persona es quien, con una sonrisa, manda a Tita, prácticamente al destierro, con la mentada frase de entonces pronunciada por gran parte de la sociedad “se acabó la joda” refiriéndose claramente a la finalización por fuerza mayor del gobierno peronista. Esta afrenta, no logró el oscuro objetivo de silenciarla en su ser, es decir, jamás se doblegó, esto habla de su fortaleza espiritual y de su entereza como mujer.

 

La producción del espectáculo es un hallazgo, puesta en escena deslumbrante, en sintonía quizá, con los grandes musicales de Broadway, mobiliario original, vestuario de época, amplio escenario, iluminación y sonido impecables, una visión holística en donde la dirección (Nacha Guevara) se lleva gran mérito. No seria justo, si no se mencionase la acertada decisión de incorporar, una adecuada orquesta en vivo dirigida por Alberto Favero, en donde se apoyan los talentosos bailarines de tango y también para acompañar a Tita en todas las canciones (Se dice de mí, Pipistrela, ¿Dónde hay un mango viejo Gómez?, Dímelo al oído, desencanto y la cumparsita), y también acompañando a Hugo del Carril (Ariel Leyra)

En la obra se ven reflejados grandes nombres de la historia del arte argentino, Lucas De Mare, Cátulo Castillo (Ambos Norberto Trujillo) Guillermo Bataglia (con quien Tita protagoniza la gran película argentina, “Filomena Marturano” dirigida por Luis Mottura en 1950).

 

Tita, una vida en tiempo de tango, nos ofrece en el campo virtual, la sensación de estar dentro de la sala y con la ventaja aún, de disfrutar de primeros planos, planos americanos que se ensamblan, tiene enfoques a distancia proporcionados acorde a las exigencias de las escenas.Una obra no solo para aplaudir de pie, sino para permitirse emocionarse, entregarse de lleno a la historia que avanza de manera cronológica, sin saltos de tiempo, y nos deja una pincelada de tremendas interpretaciones y juego coreográfico grupal, en donde Nacha Guevara, con quien Tita Merello grabó su última canción, demuestra su gran talento escénico, su majestuosa y virtuosa permanencia y embelesándonos con una dirección impecable.

 

Calificación: Excelente

 

Redactor: Fabio Verón

 

 

 

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