DIARIO DE UN LOCO

DIARIO DE UN LOCO

DE NIKOLAI GOGOL

 

“En el momento en que no estás conversando, ideando y creando, estás en realidad muriendo”.

Tomás Alonso

 

 

Quién más, quién menos, a todos nos toca lidiar con personas difíciles, conflictivas.

Con situaciones turbulentas, que parecen llegar a un callejón sin salida. O estar en una encrucijada emocional: con miedo (ansiedad); con tristeza (depresión); con rabia (violencia); o tal vez alegría (euforia).

 

Un jefe de estilo imperial. Que no da directivas: emite edictos, sin negociación posible. No espera participación, espera obediencia.

Un compañero escorpión. Pica cada vez que puede.

El “amigo” sádico. Que humilla, se burla, no le importa el dolor ajeno.

Tropezarse con individuos narcisistas. Donde su principal actividad es vivir para sí mismo; la segunda hablar de sí mismo. Y están los prepotentes. Que quiere tener a todo el mundo bajo su dominio; siendo déspotas, avasallan con sus ironías y groserías.

 

Para algunos desafortunados, se atraviesa el amor no correspondido, que nunca muere; simplemente es desplazado hacia un lugar donde se esconde, maltrecho y herido.

Y lo que ya no es un secreto para nadie, la corrupción que perjudica a toda una sociedad impidiendo los objetivos de un desarrollo sostenible, porque el escurridizo duende maldito - El señor Poder - de aspecto humanoide, que se refleja a través del éxito y del desprecio.

 

Son círculos viciosos de acciones, palabras y conductas que es innegable que alteran, que frustran, que generan desgaste emocional hasta incluso llegar a transitar el abismo. 

Es lo que le pasa a Aksenti Ivanovich (Cristian Thorsen), el funcionario público, altamente capaz y divergente, que tiene sus manías u obsesiones, hasta que un día sus debilidades y la falta de sostén, se vuelven barreras y obstáculos debida a la actitud y al entorno que evitan su participación plena y efectiva en la sociedad, invisibilizado en igualdad de oportunidades con las demás.   

 

“El teatro ha sido el espacio creativo más parecido a la experiencia misma de vivir, y ahondar en él requiere cierta osadía”

Leo Bosio

 

Una obra cargada de emociones encontradas, que tiene una historia vincular de azares y decisiones. Donde se destaca la importancia del instante creativo, la posibilidad de ser cada uno desde su rol.

 

La dirección está a cargo de Fabián Vena, un trabajo que conmueve por buscar y resaltar esa alma que tiene el texto teatral. Incorporando una mirada contundente a la puesta en escena.

 

Actor y Escenario.

Este unipersonal es interpretado por Cristian Thorsen su actuación es superlativa. El artista se hace cargo de la presencia del público en todo momento, nos invita a dirigirle la mirada y no perder de vista ni por un instante la historia que nos viene a contar, formando parte como testigos de su diálogo, que tiene un carácter demostrativo: porque expone los hechos, describiendo en detalle los acontecimientos. Y hacia el final, ese diálogo toma otro carácter, el jurídico. Porque implica una toma de decisión. Sumándole una amplia cantidad de guiños y miradas de complicidad; de cambios de estados anímicos.

 

Simplemente su entrega, el abordaje de su papel es una experiencia que en lo personal, siento que atraviesa y se hace carne en un lugar del cuerpo y el alma. Sublime de principio a fin.

Sin más, ALTAMENTE RECOMENDABLE!!!

 

 

Redactora: Silvina Brandana

 

 

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